TUVE UN SUEÑO.

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Tuve un sueño, bueno, quizás dos. Hacer un centro abierto con el que se pudiera identificar su Comunidad y hacer del centro un lugar de referencia educativa. Creo, sinceramente, que el  primero se ha cumplido. No a la perfección, lógicamente, pero si comparamos la visión que la localidad tenia del centro en 2002 y la que tiene ahora, es para estar satisfecho. El segundo, no se ha cumplido. O al menos no del todo. El Virgen del Castillo ha sido, en algunos momentos, una referencia formativa por sus tareas integradas, sus actividades y su apertura y dejó de serlo excepto por algunas actividades aisladas de las que somos responsables el alumnado que comparte aprendizajes conmigo y yo. Pero, poco más.

Y, sí, claro. También me he equivocado. Y mucho. Doce años, desde 2003 al 2015 dan "pa" mucho. Y no sólo por la cantidad de años sino porque como todos sabemos, lo reconozcamos o no, el mundo y la sociedad han cambiado "tela". Pero, "tela".

En la dirección de un centro se toman muchas decisiones y como en eso de los penaltis, sólo se equivoca el .que los tira. Pues aquí, igual. Sin embargo, existe una pequeña, o gran, diferencia que sería que las decisones siempre tienen que ir en consonancia con el proyecto (de dirección y de centro). En todas esas decisiones y actuaciones. Teniendo en cuenta esto y con todo el tiempo que ha pasado, creo que he cometido dos errores fundamentales, de los que se derivan otros relacionados.

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El primero sería, pensar que el profesorado está por labor de cambiar y adaptarse a los tiempos. Algunos pensarán que por ello soy un ingenuo y puede que tengan mucha razón, pero siempre he preferido ser un ingenuo ilusionado que un tóxico negativo. Lógicamente, no pensé que todo el profesorado estuviera por la labor, ni siquiera una mayoría, pero sí un núcleo suficiente como para dirigirnos a la educación del siglo XXI. Error de cálculo, de visión y, muy posiblemente, de conexión. Las condiciones laborales, económicas del profesorado y los nefastos vaivenes legislativos han reforzado la posición, ya de por sí mayoritaria antes de la crisis, contraria a cualquier cambio. En ese error de cálculo y conexión ha influído mucho tener en la red y ver en la red que ese cambio era posible porque se desarrollaba en cada vez más sitios y esa realidad virtual me ha podido alejar de la realidad del centro.

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El segundo, dejar de lado los temas burocráticos y centrarme más en lo pedagógico o metodológico. Sinceramente, y esto puede ser un fallo importante en la dirección, por repartir tareas y porque los temas burocráticos como plazos, trámites de SENECA, etc., cada vez me preocupaban menos. Es curioso cómo se me ha acusado de ser un director excesivamene burocrático cuando cada vez me importaba menos ese aspecto y cómo, quienes me acusan de ello, se agarran a fallos de ese tipo, completamente subsanables y subsanados (menos uno que no han querido) para acusarme de mala gestión. No termino de entender cómo se le da tanta importancia a ciertas cosas y se está tan preocupado por ellas y no hay excesivo interés en otras a las que yo creo que habría que darle más como la formación, las nuevas estrategias didácticas, las nuevas metodologías, las TIC (ya no digamos las TAC o las TEP) o las nuevas formas de evaluación. Seré un bicho raro, pero no lo entiendo.

Sueños y realidades. Que muchas veces han ido por el mismo camino provocando cambios. Que otras veces han divergido produciendo choque de intereses. El día a día.