martes, 8 de julio de 2014

#flippedUIMP EN ACCIÓN

Ya empezó. El curso de Flipclass (una de las muchas cosas que podemos aprender de este curso, una abreviatura para algo que cuesta escribir cuando lo haces muchas veces: flipped classroom) empezó ayer. Con un cierto y, hasta cierto punto, lógico desbarajuste (a lo que ayudó sin duda la lluvia de la mañana), pero empezamos. 


Y la primera reflexión que quiero hacer tiene que ver con la imagen de arriba: todo preparado, pero una estructura muy rígida, reflejo, por una parte, de los medios y recursos existentes (ordenadores, mobiliario, instalaciones) y, por otra, de la idea tradicional que, inconscientemente y por costumbre, se tiene de las ponencias. Difícil crear grupos cooperativos, difícil la interacción. Pero siempre hay alternativas que pueden sustituir la rigidez del aula (y ahora hablo de manera general, no particularizando en lo de ayer).

Comenzaron los directores del curso Melchor García (@melchor) y Antonio Monje (@antoniomonjef) explicando un poco como iba a desarrollarse el curso y los detalles de intendencia.

La primera ponencia la desarrolló Juan Nuñez, (@juannunezc) profesor de la UAM, que planteó de manera general qué era el flipclass (que fácil resulta ahora) y algunos temas centrales para entenderlo, entre los que destacaría dos: qué enseña la escuela y qué docentes somos o queremos ser.  Fue una ponencia interesante y muy amena por la que los participantes del curso creo que entendieron bien qué era eso que habían venido a aprender o a entender.


Después del almuerzo tuvimos una agradable sobremesa en la que debatimos sobre distintos asuntos del curso, de libros de texto, de horarios, etc. Y pasamos a la sesión de la tarde en la que expuse, aproximadamente (por la estructura del espacio y por el tiempo) lo que ya adelanté en una entrada anterior.


Primero hubo una reflexión sobre las ventajas e inconvenientes del flipclass en la que lo grupos que pudieron plantear sus dudas comentaron temas como el problema de la formación del profesorado, el excesivo trabajo que puede plantear esta metodología, la brecha digital (entre centros y familias con recursos tecnológicos y sin ellos), pero también lo que supone de fomento de la autonomía de aprendizaje y de la motivación intrínseca del alumnado o el hecho de relacionar su aprendizaje informal y el formal. Después vimos las 10 claves del flipclass (es que da gusto vamos) y vimos la experiencia de 2º de bachillerato. 

Sobre esto tengo dos impresiones, corroboradas por comentarios posteriores de los asistentes:
  • Sí, se puede, aunque de golpe y todo un curso pueda ser algo excesivo para empezar. Al menos eso me comentaron varios que ya lo habían intentado, como Nicolás Guillén (@nicoguillén) que vino a saludarme y pudimos desvirtualizarnos) u otra asistente que tenía un site con su grupo muy parecido al nuestro de 2º de bachillerato.
  • Viendo una experiencia real ya desarrollada es más fácil lanzarse. Se conocen ventajas, inconvenientes y posibles errores. Hay más seguridad.

Después de terminar, sólo tengo palabras de agradecimiento a la organización por invitarme, a los asistentes por aguantarme en horas de playa mas que de curso y a mi familia por acompañarme. Y, sobre todo, a mi alumnado de 2º de bachillerato.


  

Sí, también mencionamos y recomendamos el EABE, y digo mencionamos y recomendamos porque @salvaoret y @sensiceular estuvieron también haciendo propaganda de la buena. Y desde luego tuvimos nuestro ratito EABE con Antonio Monje y gracias a la recomendación de Diego Ojeda (@interele).


Seguimos.

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