lunes, 31 de mayo de 2010

DESDE LA CORNISA 3.

LA EDUCACIÓN ENREDADA

Terminaba el artículo del número anterior situando los retos y los problemas educativos en un contexto de crisis de crecimiento; de lo establecido que se resiste a desaparecer y de las novedades que se cuelan por los resquicios que abren los cambios sociales, culturales y tecnológicos.  Desde la cornisa de nuestro instituto se observa, con un juego de palabras, una tendencia inequívoca a una educación enredada, a una educación en red, donde las nuevas tecnologías (o más bien los nuevos medios que las tecnologías ya conocidas nos ofrecen) nos abren una inagotable fuente de conocimiento. Pero dentro de este primer enredo general existe otro más particular: cómo desarrollar todas estas inmensas posibilidades en el ámbito educativo.

Las tecnologías de la información y la comunicación tienen dos características fundamentales: proporcionan gran cantidad de información y de conocimientos y están continuamente evolucionando, sobre todo en sus formas. Para la primera, creo que el dicho popular de que lo que no esté en Google no existe, es clarificador, porque nos indica que la red nos proporciona una cantidad ingente de información, conocimientos y recursos que, en muchos casos, nos desbordan, y que se ha convertido en el recurso más rápido y utilizado para obtener información. Si esta primera característica es muy importante para el ámbito educativo porque nos lleva a “enredarnos”, la segunda es fundamental porque es la que nos ofrece las distintas modalidades para esos posibles “enredos”.

Desde un punto de vista general, podemos observar dos modelos parecidos: las plataformas y las redes sociales. Las primeras, orientadas al intercambio de información y desde el punto de vista educativo, sobre todo, a la formación, en lo que ha venido en llamarse el E-learning o aprendizaje en línea, en la red: moodles o aulas virtuales de formación del profesorado en prácticas, de las direcciones de los centros educativos, de los Centros del Profesorado, cursos online, etc. Y las segundas, a las relaciones sociales en la red, con intercambio de imágenes y creación de grupos con todas las posibilidades que ofrece y, lógicamente también, con todo el riesgo que sabemos que supone esto.  Relacionadas con estas dos modalidades de “enredo”, dependiendo de su utilización, están los blogs y las wikis, que son utilizados para cuestiones personales y para ofrecer información muy amplia y variada.  Tampoco podemos olvidar cómo el alcance de los medios telemáticos llega hasta servicios básicos que cada vez se están extendiendo más como pueden ser las oficinas o secretarías virtuales, la administración electrónica, los certificados digitales, las compras por Internet e incluso ¡el cambio de compañía médica! Todo esto es lo que hace tiempo se denominó la revolución digital, el tercer entorno o Telépolis[1] ó, actualmente, Internet 2.0.

En definitiva, nos encontramos con una cultura y un mundo nuevo, lejos del dominio de los medios convencionales y que suponen un campo de formación y de información en libertad completamente revolucionario, donde el control, sobre todo en el ámbito de las redes sociales, lo tiene el ciudadano, el individuo y donde nadie, teóricamente, controla la actividad realizada. Sin embargo, se corre el riesgo de compartir información y formación sesgada y sin contrastar y aquí es donde podemos ver la relevancia de una buena formación para evitar estos posibles problemas derivados de la utilización masiva de las TIC.

Por lo que respecta al enredo educativo, nos encontramos en pleno inicio de la escuela tic 2.0, una nueva forma de intentar desarrollar las TIC, no sólo en los centros educativos sino también fuera de ellos. Desde hace unos años se han ido creando Centros DIG y TIC, es decir, centros con dotación de ordenadores que tenían que ir, poco a poco, utilizándose en la gestión del centro y en las distintas áreas para aplicar las TIC en el aula. Esto ha provocado la aparición de una red de centros con una infraestructura muy importante que se ha utilizado, desde mi punto de vista, muy poco o, al menos, sin sacarle todo el partido posible. Sobre este tema de la escuela tic 2.0 hay dos opiniones contrapuestas, aunque no tendrían porqué serlo. Por una parte, los que consideran la inversión de dotar de ordenadores a todo el alumnado de 5º y 6º (más otras medidas menos llamativas, como las pizarras digitales y otras imprescindibles y complejas como crear la infraestructura necesaria en los centros para la conexión a la red) un gasto excesivo e inútil que se podía haber dedicado a otras cuestiones educativas más urgentes y necesarias. Otros opinan que es una nueva oportunidad para extender definitivamente las TIC y que esa inversión facilitará la competencia digital del alumnado y del profesorado y que, además, es algo que se desarrolla no sólo en otras comunidades autónomas sino en países menos desarrollados como una forma de salvar la distancia tecnológica con el mundo más desarrollado (por ejemplo, el Plan Ceibal en Uruguay[2]).

En relación con este último aspecto, se nos ofrece en el horizonte un nuevo elemento que añade argumentos, tanto a la toma de postura sobre el asunto de la escuela 2.0, como al de la crucial importancia del sistema educativo para el desarrollo de las TIC. Ese elemento no es otro que la llamada brecha digital, que ya no es sólo entre quien tiene posibilidades y quien no las tiene de utilizar las nuevas tecnologías –la primera brecha digital-, sino entre quien utiliza estos medios sólo para la diversión y el ocio y quien los utiliza, además, para asuntos más serios como la formación, el trabajo o el conocimiento, o lo que es lo mismo, la segunda brecha digital. No es raro encontrarnos alumnos y alumnas, nativos/as digitales puesto que han nacido y crecido en el mundo de las TIC, que sólo saben chatear en las redes sociales, buscar en el google y la wikipedia, ver vídeos en el youtube o similares, descargar música, entrar en páginas de juegos, etc.; pero que son incapaces de contrastar información con otras fuentes, de elaborar un texto o un trabajo y ni siquiera saben guardar un archivo o mandar un correo electrónico.

Está claro que el tema es polémico y que plantea muchas dudas e incertidumbres, pero creo que también debe entenderse que es inevitable la presencia y la progresión de las TIC en educación, y aunque podamos discrepar sobre si es lo más urgente y necesario, lo que no puede dudar nadie es que resulta imparable. Sobre este aspecto queda planteada a medio plazo la cuestión de los materiales educativos, libros de textos digitales, e-books, etc., que están a la vuelta de la esquina, aunque todavía sin saber muy bien cómo introducirlos en el sistema. Es decir, que el alumnado venga al centro sólo con su ordenador portátil no queda muy lejos. Y eso sí que será una revolución, tanto por el cómo se puedan utilizar esos materiales como por el vacío metodológico que puede crear.

El caso es que nos encontramos con una sociedad y una educación enredada y que si lo está la primera, a la segunda no le queda otra que estarlo también. Primero, porque no es nada bueno que se distancie una de otra y, segundo, porque sólo el sistema educativo puede y debe buscar las herramientas y las estrategias para que el alumnado sepa utilizar los inmensos recursos de la red en beneficio del conocimiento y no de lo banal y lo superfluo.

Y aquí cabe una pequeña reflexión sobre el papel del profesorado. Pienso que a pocos docentes les cabe ya ninguna duda de que han perdido el monopolio del saber, porque éste también se ha enredado, y que su rol ha cambiado totalmente -y va a seguir cambiando más todavía- porque ahora es más un facilitador de estrategias que un comunicador de saberes; y que en el ámbito de lo planteado anteriormente sobre el impulso de la escuela 2.0, su papel es fundamental para que el alumnado aprenda a discernir en la red lo que es aprovechable y lo que no lo es. Por eso, aunque su situación se ha modificado, su papel en la sociedad de la información y la comunicación sigue siendo imprescindible, sigue siendo el eje de la formación, aunque de otra formación y otra educación. Una formación y una educación enredadas dentro de una sociedad inevitablemente enredada.


Manuel Jesús Fernández Naranjo



[1] Echevarría, Javier. Los Señores del aire: Telépolis y el Tercer entorno. Ediciones Destino, Colección Áncora y Delfín nº 870, ensayo. Primera edición, 1999.
[2] http://ceibal.edu.uy/. Página de este plan de extensión de las tic 2.0 en Uruguay. Muy interesante

No hay comentarios:

Publicar un comentario